Tras la pandemia y en la nueva era ya no serán como antes y jamás volveremos a ver cosas que fueron parte de nuestras vidas.
Analistas de diferentes áreas desde ya vislumbran que la vida cambiará de una manera radical. Incluso numerosas actividades que antes formaban parte de la cotidianidad jamás haremos de nuevo.
Desde que la llamada Gripe China surgió muchos padres pensaron en la protección de sus hijos. Tal vez por ello el coronavirus escribió el epitafio de las tradicionales pijamadas.
Aquellas reuniones infantiles donde el anfitrión y los invitados acudían en pijamas se terminaron. El aislamiento social y la angustia de los padres terminaron con estas actividades. Sólo los osados podrán comer, reír y divertirse hasta quedar rendidos en los dormitorios.
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Tras la pandemia la humanidad notará más que un profundo vuelco en las rutinas. Cambiarán hasta los restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, gimnasios, hoteles, teatros, cines, galerías de arte, centros comerciales, ferias libres, museos, el deporte y hasta los viajes. En los vuelos las aerolíneas tendrán que garantizar el distanciamiento social.
Otra vida tras el coronavirus
Aquellas personas que suelen toser serán observadas con lupa. En ese sentido con la llegada de la ansiada vacuna el temor perdurará.
El síndrome de los pasajeros varados dentro de un crucero quedará estampado en la mente de millones de personas. Las empresas de viajes y turismo tendrán que ofrecer paquetes soñados para conseguir clientes. Pocas personas se atreverán a embarcarse en un viaje de placer por varias semanas con gente extraña. Podrían ser asintomáticos.
La desescalada demuestra que tras la pandemia desaparecieron los pasajeros habituales del servicio subterráneo de transporte. Jamás volveremos a ver vagones de Metro abarrotados. Algunos expertos estiman que el teletrabajo también acabará con las llamadas horas pico donde todo colapsaba.
En lo que respecta al gremio artístico éste se encuentra dividido. Pesimistas y optimistas debaten acerca del futuro de los teatros y cines. Por lo pronto las salas de concierto tendrán que reconvertirse para sobrevivir.
Los patrocinadores de eventos se tomarán en serio cualquier inversión en un sector lleno de temerosos espectadores. Se necesitará algo más que dinero y talento para enamorar a la gente para que regrese a los teatros y las salas de concierto.
Adiós a las finales soñadas
Tras el coronavirus jamás volveremos a ver finales soñadas en el fútbol mundial. El distanciamiento pondrá a prueba a los deportes, sobre todo a aquellos como el fútbol. Las imágenes de los míticos estadios repletos de hinchas quedarán en la memoria. Los partidos a puerta cerrada también serán un dolor de cabeza para las autoridades sanitarias.
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Antes del mes de diciembre cuando entró el coronavirus en escena pocos se imaginaban juegos de fútbol con estadios vacíos. Tampoco creyeron ver finales de la Liga de Campeones donde los vencedores no podrán abrazarse ni festejar debido a las medidas de seguridad.
De igual forma las nuevas tecnologías de la comunicación sustituirán a los salones de clase abarrotados de estudiantes. Por ahora se experimenta con actividades online. Tras la pandemia los estudios a distancia serán la alternativa. Las clases virtuales ya son una nueva realidad.