Proyecto Biosfera 2 - Cantineoqueteveonews

Después de casi tres décadas, recordar el Proyecto Biosfera 2 deja un sinsabor. Lo que comenzó como un experimento científico de gran envergadura, terminó en la lista de las peores ideas del siglo pasado. Una revisión actual, da la impresión de que su gran falla fue la falta de coherencia. A ratos parece ciencia pero al profundizar un poco en su desarrollo, tiene visos de show mediático.

Su objetivo era altisonante: comprobar si podrían vivir en un hábitat similar en colonias en otros planetas. Para ello se contaba con un complejo de tres edificios. Consistían en un inmenso domo de cristal y acero, un área subterránea de tecnología y una zona de hábitat humano.

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El diseño original de la estructura fue de John Polk Allen, un ingeniero de la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Allen era también el director de la empresa Space Biospheres Ventures. Allen compró la propiedad donde se construyó el ecosistema artificial, en Oracle, en el desierto de Arizona.

Proyecto Biosfera 2: Otra Tierra

En su interior había recreaciones de diversos ecosistemas. Poseía una selva de 1900 m², un océano de 850 m² con un arrecife de coral y un manglar de 450 m². Además incluía 1300 m² de sabana, un desierto de 1400 m² y 2500 m² de tierras cultivables. La calefacción y el agua fría circulaban por sistemas de tuberías independientes, y la energía eléctrica era proporcionada por una central de gas natural.

En cuanto a los humanos, en el Proyecto Biosfera 2 participaron 8 investigadores voluntarios llamados “biosferanos”. Los participantes debían cultivar sus propios vegetales, recolectar granos del suelo y obtener proteínas de animales de granja y peces criados por ellos.

El experimento fue presentado como una «misión espacial» dentro de la Tierra que acaparó la atención mediática. En septiembre de 1991 los tripulantes se adentraron en Biosfera 2 y cerraron la puerta tras ellos. Luego vendrían los problemas. Un artículo de la BBC los detalla.

Comienzan los problemas

Poco después de empezar el confinamiento, el entusiasmo inicial de los integrantes comenzó a disiparse. Aumentaron los roces y las discusiones. «Nunca se sabe lo que puede pasar cuando te encierras a convivir durante dos años con otras siete personas», recuerda uno de los miembros.

Los turistas paseaban alrededor de las instalaciones, en visitas guiadas donde veían trabajar a los investigadores a través del cristal. En su interior cada uno de los participantes del Proyecto Biosfera 2 tenía una misión específica. Debían ocuparse de la ganadería, la preservación de los arrecifes de coral, la cría de peces y los cultivos.

Aguantaron los dos años de la misión, pero fue una ardua experiencia desde el punto de vista físico y psicológico. Aunque lograron cosechar entre otros plátanos, cacahuetes y batatas, la sensación de hambre fue constante. La comida, simplemente, no era suficiente.

Poca comida y poco oxígeno

«Tuvimos que tomar decisiones importantes, porque algunos cultivos se daban mucho mejor que otros. Así que terminábamos comiendo un mismo producto, como la remolacha, en forma de sopa o en forma de ensalada», dijo durante el documental Sally Sylverstone, una de las biosferanas.

Adicionalmente a la escases de alimentos, el Proyecto Biosfera 2 tropezó con otra dificultad. Tanto participantes como otros científicos que monitoreaban el experimento desde fuera, detectaron una preocupante situación. Había un aumento en los niveles de dióxido de carbono y una disminución del oxígeno.

 La falta de suficientes alimentos hizo que los biosferanos perdieran peso. De mantenerse los bajos niveles de oxígeno existía el riesgo de daño cerebral.

Triste final

Así el Proyecto Biosfera 2 se convirtió una fuente de conflictos. Los habitantes se dividieron en dos bandos y se acusaban de robar y acumular comida. Todo mientras seguían intentando recopilar datos de cómo era vivir en una atmósfera cerrada.

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La primera idea de sobrevivir dos años solo con lo que había dentro de Biosfera 2 no funcionó. Se introdujeron alimentos extra y extractores de dióxido de carbono y bombas de oxígeno desde fuera. La prensa tildó al proyecto como un «fracaso».

Sin embargo, el fallido experimento, ha resultado ser una reproducción de lo que parece ser nuestra presencia en un planeta. A pequeña escala se logró reproducir nuestras contradicciones para convivir en armonía. Lo mejor que sabemos hacer con un jardín del edén original, es arruinarlo.

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