La pandemia provocó el cierre de bares en todo el mundo y dejó a la cerveza abollada, condenada a ser tirada por el albañal.
En Estados Unidos millones de galones de esta bebida se vencieron, pues su período de vida útil feneció. Miles de restaurantes, bares y cafeterías cerraron como consecuencia del coronavirus. Los consumidores habituales del tradicional lúpulo se quedaron en sus casas.
El largo confinamiento provocó que la situación se hiciera insostenible. Según un reporte de Bloomberg, en marzo, incluso antes de que se recrudeciera la situación, cerca de diez millones de galones de cerveza caducada estaban en manos de los minoristas.
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La crisis de la cerveza abollada es evaluada por la Asociación Nacional de Mayoristas de Cerveza (NBWA, en inglés). Seis meses después que estallara la pandemia en China los distribuidores reciben miles de barriles cada día. Todos ellos los devuelven y además no tenían opción de devolverle la frescura para recuperar la costosa inversión.
Sin embargo, algunas compañías cerveceras trabajan desde ya para reconvertir la caducada bebida en desinfectante para las manos. De esta manera combatirán la escasez de gel antiséptico y enfrentarán la pandemia.
Cerveza abollada reconvertida
La cerveza no parece haber perdido la batalla en un mercado que cada día demanda más desinfectantes para las manos. El coronavirus generó una crisis que dejó a los anaqueles vacíos de este producto. La bebida transformada en desinfectante irá por el virus que pretendió condenarla. Los bebedores están complacidos con la acción ya que su adorada levadura no tendrá que ser sepultada.
Es por ello que organizaciones de esta industria como la Brewers Association divulgan pautas sobre cómo hacerlo de manera responsable. El período de vida útil de la cerveza va desde los 90 a los 180 días. Después de allí entra en declive hasta que se vence.
Además la cerveza abollada puede resucitar en otros productos. “Es un tsunami de barriles”, afirma John Hanselman, director ejecutivo de Vanguard Renewables. Se trata de una de las compañías empeñadas en convertir esa cerveza vencida en gas natural para generar electricidad.
La empresa situada en Wellesley, Massachusetts, utiliza 60.000 galones semanales para agregarle microorganismos a esta cerveza vencida. De esa provocan que libere metano, el componente principal del gas natural.
Pérdidas millonarias
Más allá de la pérdida de ingresos de la industria cervecera, sus propietarios enfrentan severas dificultades. Para ellos resulta dramático gestionar las acciones ambientales seguras para deshacerse del líquido. De lo contrario enfrentarían serias demandas e incluso podrían ir a la cárcel.
Se convertirían también en blanco de los grupos ambientalistas. Todo ello como consecuencia de la pandemia. La cadena de suministro no estaba preparada para enfrentar el virus que mantiene de rodillas al mundo.
“Tenemos toda una cadena de suministro. Desde productores cerveceros hasta distribuidores y minoristas que tienen cerveza en riesgo en varias etapas de la cadena de suministro”. Así valoró la crisis Lester Jones, economista jefe de la NBWA.
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Las pérdidas por la cerveza abollada podrían alcanzar entre los 800 millones y los mil millones de dólares. Por ejemplo Hillebrand, una empresa de logística que recolecta barriles vacíos y decanta la cerveza vencida para su eliminación, ya tiene órdenes de manejar un récord de un millón de galones este año.
Parte de la cerveza podría terminar utilizándose como fertilizante por los productores de lúpulo.