La tarde del 9 de octubre la niña Malala Yousafzai abordó el autobús escolar en el distrito paquistaní de Swat, pero recibió tres disparos en el camino.
En 2012 Yousafza quien apenas tenía 15 años se distinguía por su activismo en favor de los derechos civiles de las mujeres. La valiente adolescente se enfrentaba al régimen talibán que prohibió a las niñas asistir a la escuela.
Pero ese día un terrorista armado la siguió y pretendió a balazos acabar con su activismo. Permaneció inconsciente por varios días hasta que su condición mejoró y la enviaron al Hospital Queen Elizabeth de Birmingham de Inglaterra.
Puedes leer: Notre Dame revela entre las cenizas sus recónditos secretos
En días posteriores Malala recibió gran apoyo internacional hasta convertirse en un ícono. En 2014, a los 17 años de edad, recibió el Premio Nobel de la Paz. La niña Malala se convirtió así en la persona más joven en acceder a ese galardón en cualquiera de las categorías que se otorga.
Los sueños de la niña Malala
Sin embargo, para ella ese premio era poco. Quería derrotar al régimen talibán y lo logró a través del esfuerzo y la superación personal. Ella culminó sus estudios en Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford, Inglaterra.
“Es difícil expresar mi alegría y gratitud en este momento dado que terminé mi licenciatura en Filosofía, Política y Economía en Oxford”, manifestó la paquistaní de 22 años en su cuenta de Twitter.
Uno de los tiros perforó la cabeza de la niña Malala. En esa ocasión las autoridades pakistaníes dijeron que el móvil era claro. La adolescente se atrevió a levantar su voz para defender el derecho a la educación de las niñas.
De inmediato el mundo reaccionó con espanto. Su padre, Ziauddin Yousafzai, se preparó para lo peor. Cuando acompañaba a su hija en el helicóptero que la trasladaba a un hospital militar en Peshawar, solicitó a sus parientes que alistaran el funeral. Pero desconocía que su hija se negaba a morir sin cumplir con su meta.
La niña Malala quería que todas las pequeñas de su país tuvieran acceso a una educación gratuita y obligatoria. Tras su primera entrevista habló del diálogo para alcanzar la paz.
Contra todo pronóstico
Antes de ser acribillada ella escribía un blog anónimo para el Servicio Urdu de la BBC. Allí hablaba de sus miedos y esperanzas de poder seguir yendo a la escuela. En 2012 las autoridades no pesaban que Talibán fijaría a una niña como objetivo prioritario.
Ella se recuperó contra todo pronóstico. Los médicos atribuyeron el fenómeno a su propia resistencia y determinación. En pocos meses la niña Malala se convirtió en un fenómeno global. Su foto aparecía en todos los diarios y revistas.
Puedes leer: Manual para vivir la pandemia sin resultar contagiado
Al cumplir los 16 años Malala lo celebró con un discurso delante de una asamblea de jóvenes en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. “Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo”, señaló.
Ahora Malala sigue pensando en volver a Pakistán. Tal vez pronto su título de la universidad de Oxford se lo enseñe en la cara a los terroristas del Talibán.