Las teorías de la conspiración que intentan explicar los más disimiles acontecimientos mundiales ahora cargan su artillería contra las redes 5G.
Tales conjeturas propagadas en las redes sociales atribuyen a la nueva tecnología de telefonía móvil la capacidad de debilitar el sistema inmune. Según la cadena británica BBC desde el mes de enero culparon a las 5G por los brotes de coronavirus. Incluso en aquellos lugares donde ni siquiera piensan instalar por ahora las redes de quinta generación.
Desde hace muchos años las teorías de la conspiración pretenden advertir que detrás de los sucesos históricos se ocultan misteriosas acciones. Esta vez se lanzan contra la novedosa tecnología móvil. Aseguran que las ondas electromagnéticas afectan la defensa natural del cuerpo contra las infecciones.
En el Reino Unido se reportaron ataques contra las antenas y trabajadores que instalaban las redes. Las acciones tienden a incrementarse en Europa continental y en los Países Bajos donde documentaron 60 incidentes similares. En Irlanda y Chipre se registraron otros eventos.
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Por lo pronto seguidores de las teorías de la conspiración prenden fuego a las antenas y agreden a los técnicos de las compañías de telefonía. En México unos activistas divulgaron un video donde logran paralizar la construcción de una torre de telecomunicaciones en Mérida, Yucatán. Los voceros aseguraron sin mayor fundamento que las torres 5G emiten rayos láser que afectan la salud de la población. Cuantiosas inversiones quedaron devastadas.
Teorías de la conspiración al acecho
Frente a los hechos Catalina Irurita, vicepresidente de marketing para la región norte de América Latina de Ericsson, dijo que se trata de rumores sin fundamento. Señaló además que la conectividad es clave en estos momentos para la humanidad.
También lamentó que algunos ingenieros hayan sido atacados o amenazados. A pesar de todo, los operadores de campo laboran en difíciles condiciones para mantener las antenas y garantizar las conexiones.
Aunque las teorías conspirativas ganan terreno desde 1995 se han ejecutado miles de estudios acerca de los efectos de las ondas de radio. Todos concluyen en que no tienen efectos negativos sobre la salud de los humanos. Tampoco las redes 5G.
El proyecto CEM (EMF en inglés) lo creó la Organización Mundial de la Salud en 1996. El mismo tenía como propósito valorar de manera científica los posibles efectos de las radiofrecuencias. El estudio demostró que las ondas de radiofrecuencia de teléfonos móviles y radiobases o antenas no dañaban la salud.
La revolución tecnológica
Las redes 5G usan las mismas radiofrecuencias para comunicación al igual que generaciones previas como las 4G y 3G. La diferencia estriba en que la tecnología 5G utiliza antenas avanzadas que mejoran su desempeño.
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La OMS también sostiene que “las redes 5G de telefonía móvil no propagan el COVID-19. Los virus no se desplazan por las ondas electromagnéticas ni por las redes de telefonía móvil. El coronavirus COVID-19 se está propagando en numerosos países en los que no existe una red 5G.” De tal manera que las teorías de la conspiración quedan desvirtuadas.
Las redes 5G tienen la capacidad de conectar objetos cotidianos como las veneras con otros aparatos entre sí. Se trata de una revolución tecnológica que posibilitará además realizar intervenciones quirúrgicas teleasistidas.