Jorge Luis Borges decía que los espejos y la procreación eran abominables porque repetían la creación. Si bien es cierto que el reflejo es una forma de repetición, este cotidiano objeto guarda otras funciones simbólicas. Generalmente no las consideramos, pero de algún modo las intuimos. De cualquier manera, las imágenes atrapadas nos han embelesado por siglos.
Es tan poderoso su embrujo, que gran parte de la riqueza generada por la conquista española en América se produjo gracias a su valoración mágica. Los nativos americanos estimaron los espejos sobre el oro. Reflejos a cambio de oro y plata fue el trueque.
BBC Mundo realizó un inventario de historia y creencias asociadas con este fascinante objeto que todavía continúa sugiriendo significados.
Los espejos como oráculo
La capacidad atribuida a los espejos de ser ventanas al futuro se conoce como catoptromancia. Se trata de un arte mágico muy antiguo y que ha sido representado muchas veces en la literatura.
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En la Grecia antigua, en el siglo III a.C empleaban los espejos para vislumbrar el porvenir. Los dictados oraculares de los espejos eran posteriormente escritos con sangre. Igualmente, los specularii, antiguos sacerdotes de la Antigua Roma, los utilizaban para ver el pasado, el presente y el futuro.
Portales a otros mundos
Un ejemplo clásico de esta capacidad de los espejos lo constituye la otra mitad de “Alicia en el País de las Maravillas.” En “Alicia a través del espejo”, la curiosa niña se hunde en el espejo de su salón y va a parar al mundo del revés.
Para la fabricación de sus espejos, los aztecas usaban un vidrio volcánicode color negro vinculado al dios Tezcatlipoca. Esta divinidad poseía un carácter lunar. Era el señor de la noche, el tiempo y la memoria ancestral. Tezcatlipoca usaba los espejos para cruzar entre el reino terrenal y el inframundo.
Almas atrapadas
El poder de los espejos no radica exclusivamente en la capacidad de reflejar, de exteriorizar contenidos visuales. También son “guardadores”, aptos para absorber y almacenar desde recuerdos hasta almas perdidas.
Tal como se encuentra representado en el cuento de Blancanieves, el espejo mágico dice la verdad. Nos capta desnudos en la pureza de la imagen. Su reflejo rechaza las máscaras o escudos que los seres humanos nos ponemos para protegernos. Los espejos tienen la cualidad de ver el alma tal como es.
En la Gran Bretaña victoriana, antes de los funerales, todos los espejos de la casa estaban cubiertos con un velo. Esta antigua costumbre ilustra la atribución de los espejos de retener las almas desencarnadas. Sin embargo, esta práctica no era exclusiva de los británicos. Se practicaba en todo el mundo, desde Estados Unidos, a China, Madagascar, Crimea y Bombay.
Deseos profundos
Los pueblos antiguos pensaban que el alma humana radicaba en la imagen reflejada en el agua o en un espejo. De allí que los vampiros no se reflejen en los espejos, pues no tienen alma.
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Cierta aprehensión frente a nuestra imagen reflejada en el espejo, tal vez provenga de su implícito nexo con los deseos. El espejo plantea una tensión entre lo que fuimos, lo que somos y lo que deseamos ser. El espejo Oesed (“deseo” al revés) de la saga de Harry Potter lo confirma. «Muestra nada más y nada menos que los más profundos, más desesperados, deseos de nuestro corazón».