Silencio sísmico - Cantineoqueteveonews

Casi un centenar de científicos confirman que en el mundo se registra un inusual silencio sísmico debido a la paralización de la actividad humana provocada por el coronavirus.

Los sismómetros suelen reconocer las pulsaciones provocadas por el hombre. Pero a la raíz de la pandemia el silencio se apoderó de las ciudades y de las zonas industriales.

Tras el estallido de la Gripe China se detuvieron los multitudinarios partidos de fútbol, los conciertos, los trenes y las fábricas. El estudio que adelantan 76 investigadores en unos veinte países confirma que el bullicio global disminuyó 50 por ciento.

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De marzo a mayo se produjo un singular mutismo mundial. “La duración y quietud de este periodo representa la reducción global de ruido sísmico más larga y estable desde que se tienen registros”, señalaron los científicos a la revista Science. El equipo atribuyó el fenómeno al distanciamiento social, al cierre, los viajes,  entre otros.

La disminución del ruido se notó de manera considerable al que se produce por lo general los fines de semana y días festivos. El silencio sísmico se nota en tos lados. La investigación es adelantada el Real Observatorio de Bélgica, la Escuela Imperial de Londres y la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda.

Silencio sísmico global

Además en el equipo se encuentran investigadores del laboratorio sismológico en Albuquerque, el Servicio Geológico de Estados Unidos, la Universidad de Princeton, la Universidad de Stanford, la Universidad de Alaska, la Universidad de Maine y la Universidad de California.

Para medir el silencio sísmico se utilizaron datos de 337 sismógrafos de científicos privados. En el estudio también usaron aparatos de 268 centros sismológicos gubernamentales, universitarios y de geólogos que trabajan en corporaciones.

Precisaron que la mudez se inició el mes de enero en China y se extendió hacia Europa y el resto del mundo en marzo y abril. El equipo señaló que en mayo, los niveles de vibración en Pekín seguían siendo menores a los de años anteriores. Ello indica que el coronavirus aún mantiene restringidas las actividades en esa ciudad.

La contaminación sónica

Por ejemplo en el Central Park en Nueva York, se registró que las vibraciones de los domingos por la noche fueron un 10 por ciento más bajas que las medidas con anterioridad. En las grandes ciudades también se redujo la contaminación sónica.

En ellas los científicos captaron señales que antes pasaban desapercibidas. Con estos datos y tras el análisis permanente los geólogos podrán diferenciar mejor las vibraciones antropogénicas de las naturales.

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El efecto de «apagón» medido por los sismógrafos es similar al que solía registrarse en medio de la noche o en épocas vacacionales. Pero en esta ocasión el silencio sísmico se extendió desde marzo hasta mayo. Se trata de un mutismo global jamás visto en la historia de la sismología. Todo ello debido al coronavirus y las medidas sanitarias impuestas por los gobiernos.

Durante los primeros meses del año cuando el virus arrasaba el planeta, la superficie estuvo amordazada y quieta. «Nadie diría que una enfermedad se manifiesta en los sismógrafos», comentó Celeste Lebedz, coautora del estudio y doctoranda en geofísica del Instituto Tecnológico de California.

 

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