La inteligencia artificial ha sido capaz de generar invenciones diversas y en distintos campos del quehacer humano. Música, artículos científicos y materiales son algunas de sus manifestaciones. Sin embargo, por ahora, las máquinas no logran igualarnos en versatilidad inventiva. Aún carecen de la llamada “chispa” humana, ese complejo destello capaz de abrir sorprendentes posibilidades.
Tim Schweisfurth y René Chester Goduscheit, ambos profesores de Tecnología de universidades danesas analizan la creatividad de la IA. The Conversation publicó sus indagaciones. La pregunta que dispara este examen es ¿podría la inteligencia artificial alguna vez igualarnos o, inclusive, sobrepasarnos?
La inteligencia artificial combina elementos
Teóricamente, la creatividad y la innovación son procesos de búsqueda y combinación. Un segmento de conocimiento nos conduce a otro y de esa combinación surge algo nuevo.
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En principio, esto también es algo que puede ser hecho por la inteligencia artificial. De hecho, las máquinas son muy buenas almacenando, procesando y haciendo conexiones entre datos. Pero la transformación de esos datos en actos creativos se realiza mediante un proceso específico.
La red generativa antagónica
Esta consiste en el procesamiento de datos mediante la combinación de un modelo generativo y un modelo discriminativo. La creación de un retrato mediante inteligencia artificial ilustra su funcionamiento.
Las redes generativas antagónicas combinan dos tareas secundarias. La primera parte es el generador, que produce nuevas imágenes a partir de una distribución aleatoria de píxeles. La segunda es el discriminador, que informa al generador qué la aproximación más autentica al modelo original.
El discriminador se alimenta con ejemplos de retratos. A partir de esta data, el generador mejora su algoritmo y sugiere un nuevo retrato. Este proceso se repite hasta que el discriminador decide que el retrato se aproxima a los ejemplos memorizados.
Creación desordenada
Pero, aunque la inteligencia artificial puede innovar en base a datos, no debemos ver aquí una superación. Esto no se traduce en que puedan superar a la creatividad humana a corto plazo. Las innovaciones requieren la combinación de problemas con soluciones.
Esta combinación se da en los humanos de una manera única y aún lejana para las máquinas. Los humanos no lo hacen de una manera lineal. Podemos partir de un problema para llegar a una solución innovadora. Pero igualmente partimos de una solución para abordar nuevos problemas.
La historia de la invención humana demuestra que muchos inventos se han materializado a partir de fracasos u olvidos. La inteligencia artificial no es tan desordenadamente creativa.
Necesidades invisibles
Otra circunstancia de difícil manejo para la IA es la existencia de necesidades ocultas y sorpresivas. Hemos inventado artefactos que no sabíamos que podían convertirse en una necesidad. Ejemplo de ello es el walkman. Aun cuando ningún consumidor manifestó el deseo de escuchar música mientras caminaba, esta innovación fue un gran éxito.
Los humanos y la inteligencia artificial se nutren de distintas materias primas para innovar. Los humanos contamos con toda una vida de experiencias. Las máquinas por otra parte, dependen de los datos con las que las alimentamos.
Vida de experiencias
Mientras las personas se basan en una vida de experiencias para generar ideas, las máquinas se limitan a hacerlo usando los datos con las que las alimentamos.
Por eso es poco probable que los inventos revolucionarios vengan de las máquinas.
La inteligencia artificial todavía no es capaz de relacionar campos desconectados. Un ejemplo de ello es el snowboard, que combina el mundo del surf con el esquí.
En 50 años
Pero aunque las máquinas no puedan reemplazar a los humanos en el campo creativo, si pueden complementar la creatividad humana. Por ejemplo, podemos hacer nuevas preguntas o identificar nuevos problemas para resolverlos en combinación con el aprendizaje de las máquinas.
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Además, será cuestión de tiempo para que la inteligencia artificial amplíe su potencialidad creativa. Algunos expertos proyectan este escenario dentro de cinco décadas. Para ese entonces quizás contemos con la primera gran poeta IA .