Viajar a la Luna dejó de ser un sueño romántico o un lugar para aventureros, pues la minería extraterrestre tiene allí un lucrativo negocio.
Hasta hace poco la minería y la extracción de recursos en la Luna lucía una idea de ciencia ficción. Pero la NASA acabó con esa creencia y está dispuesta a pagar a a quien sea por un puñado de rocas.
La agencia aeroespacial estadounidense lanzó una invitación a empresas privadas para comprarles piedras y regolito (el fino polvo gris que recubre la superficie lunar). Con este anuncio se abre las puertas a la minería extraterrestre con fines comerciales.
Puedes leer: IOTA es parte de un cross-chain patentado por la Universidad Xi’an Jiaotong
“La NASA va a comprar suelo lunar a un proveedor comercial. Es hora de establecer la certeza regulatoria. Para extraer e intercambiar recursos espaciales”, señaló el administrador de la agencia, Jim Bridenstine.
Con esta iniciativa se invita a empresas de todo el mundo para agujerear a la Luna. Una vez logrado, la compañía deberá proporcionar imágenes de las rocas y datos que identifiquen la ubicación dónde son extraídas.
De esa manera la NASA adelanta otro paso en el programa Artemisa para establecer una presencia permanente en la Luna. Los también conocidos como Acuerdos Artemisa constituyen una serie de reglas que deberán respetar quienes quieran aprovechar las posibilidades que ofrece la Luna. En ellos se comprometen a mantener el espacio como un lugar pacífico y compartir informaciones sobre hallazgos científicos.
La minería extraterrestre
Desde hace mucho tiempo se discute la posibilidad de extraer de extraer de la Luna helio-3. El mismo no es más que un isótopo del helio que se podría usar como combustible. Se cree que puede utilizarse en reactores de fusión y generar grandes cantidades de energía no contaminante.
Otros geólogos piensan que es más útil construir infraestructuras en la Luna con los recursos que ahí se encuentran. A esa actividad la NASA la denomina “utilización de recursos in situ” (ISRU, por sus siglas en inglés). Se discute además que en los polos norte y sur de la Luna se concentran depósitos que tal vez contengan miles de millones de toneladas de hielo.
Estas pueden servir como combustible para cohetes por lo que reabastecer los vehículos en la Luna podría reducir los costos. Otros proponen usar el suelo lunar para construir ladrillos y edificar hábitats en lugar de llevarlos desde la Tierra. De esa manera podrían hacer sostenible la minería extraterrestre en la búsqueda de metales raros.
El programa Artemisa no sólo plantea llevar a la primera mujer a la Luna para el año 2024. Pero con esta propuesta se deja claro que el proyecto va más allá de los paseos lunares. Una orden ejecutiva firmada por Donald Trump el 6 de abril pasado indica que los estadounidenses deben tener el derecho a participar en la exploración comercial. También en la recuperación y el uso de los recursos en el espacio ultraterrestre.
Segunda carrera espacial
“Es un nuevo amanecer para la exploración espacial”, dijo Jim Bridenstine, administrador de la NASA, el 15 de mayo, cuando presentó los Acuerdos Artemisa. Sin embargo, algunos analistas estiman que el gobierno estadounidense inició alianzas con el sector privado para comenzar la segunda carrera espacial.
Los detractores aseguran que con la minería extraterrestre colonizarán la Luna y Marte. Lo califican como un salto gigante del capitalismo.
Puedes leer: La misión del siglo: Se necesitan 8 mil Jumbos para repartir vacunas
En ese sentido los rusos reaccionaron ante lo que consideran una comercialización del espacio. “Los intentos de expropiar el espacio ultraterrestre. Y los planes agresivos para apoderarse de los territorios de otros planetas difícilmente establecen una cooperación fructífera para los países”, señaló un comunicado de la Agencia Espacial Federal Rusa.
Pero Estados Unidos no ve el espacio exterior como un bien común global. Por ello anima a que se haga un uso público y privado de los recursos espaciales.