La comunidad científica apuesta por las apps para enfrentar la pandemia, pero la realidad indica que fracasan las aplicaciones para rastrear el coronavirus.
La iniciativa naufraga en los países donde intentan pedir a la población que instale la herramienta en sus smarphones. Se trata de un acto voluntario, pero la gente se resiste y alega que consume mucha batería de sus equipos. Por ello muchos usuarios optan por desinstalar la app de su móvil.
La eficacia de las aplicaciones de rastreo del virus radica en el número de personas que decide utilizarlas. La estrategia de las autoridades para evitar la expansión del coronavirus se topa con el desinterés.
Puedes leer: Autómatas Celulares de IOTA podrían adelantar el Cordicidio
Las aplicaciones de rastreo son herramientas desarrolladas por Google y Apple. Estas permiten que dos teléfonos móviles próximos establezcan una comunicación entre sí a través de un enlace Bluetooth.
Tales herramientas no necesitan utilizar el GPS. Sin embargo, cuando se instala la aplicación en el teléfono y se activa el Bluetooth la app se ejecuta en segundo plano. De esa forma se identificar qué persona está cerca y cuánto tiempo se está junto a ella.
No obstante, se estima que fracasan las apps de rastreo porque se necesita que dos tercios de la población las usen. Si algún usuario de la aplicación resulta diagnosticado con coronavirus, se activa la herramienta.
Todas las personas que han estado cerca del ciudadano infectado en los últimos 14 días y a menos de dos metros de distancia reciben una alerta. Ellas pueden haber sido infectadas y deben tomar las acciones de rigor.
Fracasan las aplicaciones
Un reciente artículo divulgado por The Washington Post sostiene la necesidad de que al menos dos tercios de la población instalen las apps. De lo contrario fracasan las aplicaciones de rastreo.
Según el medio estadounidense la tasa de penetración de las apps muy inferior a este límite mínimo. En la actualidad las aplicaciones de rastreo del coronavirus están presentes sólo en el 20% de los teléfonos móviles de los ciudadanos.
Sin embargo, para ser eficaz deberían estar en al menos el 66% de los smartphones. Por ejemplo, en Irlanda las apps están instaladas en 1,3 millones de usuarios, pero ese país tiene unos 5 millones de habitantes. Es decir, las apps están presentes en el 26% de los móviles.
La investigación también refiere que el Suiza también fracasan las aplicaciones de rastreo. Esa nación tiene unos 8,5 millones de habitantes, pero han instalado las apps alrededor de 2 millones de personas. Ello indica una penetración del 23%. un número muy bajo.
Las apps generan desconfianza
En Francia y Estados Unidos la situación es más desalentadora. Las razones esgrimidas por los usuarios que se abstienen de usar las aplicaciones son diversas. En general sostienen que no les merecen confianza porque podrían usar sus datos privados.
Puedes leer: Conoce la nueva apuesta ecológica alemana: Las bicicletas cargo
Pero las autoridades aseguran que las apps de rastreo no exponen datos personales ni la identidad de los usuarios. Tampoco muestra la ubicación porque no utiliza el GPS.
Otros expertos señalan que la eficacia de las aplicaciones está condicionada por el sistema operativo y la antigüedad de los teléfonos. Y en ocasiones no todos los móviles disponen de sistemas operativos actualizados.