Aprender a esconderse de los drones puede parecer paranoico. Tal vez una exageración conspirativa. Después de todo, esta tecnología ha demostrado ser sumamente versátil. Los defensores del medio ambiente usan drones para vigilar la deforestación. Los conservacionistas los emplean para rastrear a los cazadores furtivos y los periodistas y activistas para documentar las grandes protestas.
Las cosas toman otro cariz cuando el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos los opera en la frontera con México para vigilar protestas. O cuando los drones son usados para revisar quienes tienen fiebre. Entonces es hora de pensar en cuantos ojos hay en el cielo y cómo evitar la vigilancia aérea no deseada.
Puedes leer: IOTA, la 6G y porque los estados guerreros se impacientan
Esta es la preocupación de Austin Choi-Fitzpatrick, profesor Asociado de Sociología Política de la Universidad de San Diego. El sociólogo nos aconseja en un artículo de The Conversation como escapar de la visión de ese ojo que todo lo ve y que está en los cielos. ¿Acaso suena religioso?
Los drones se adueñan del cielo
En la última década ha habido una explosión en el uso de los drones por parte del público. Gente común con tecnología cotidiana haciendo cosas interesantes. Mientras los drones entran en el ya saturado espacio aéreo, la Administración Federal de Aviación está luchando por responder.
Es probable que en un futuro próximo se cope más el cielo. En el corto plazo tendremos un número aún mayor de estos dispositivos en el cielo. Drones controlados por un elenco cada vez mayor de actores sociales, políticos y económicos.
La opinión pública sobre el uso y la propagación de los drones todavía está en el aire, pero el creciente uso de los drones ha desencadenado numerosos esfuerzos para reducir los drones. Estas respuestas van desde políticas públicas que ejercen un control comunitario sobre el espacio aéreo local, hasta el desarrollo de sofisticados equipos de interferencia y tácticas para derribar los drones del cielo.
Desde los startups hasta los principales contratistas de defensa, hay una lucha para negar el espacio aéreo a los drones. Para secuestrarlos digitalmente, para controlarlos físicamente y para derribarlos. Las medidas contra los drones van desde la simple fuerza bruta, escopetas de calibre 10, hasta lo poético: halcones bien entrenados.
Muchas de estas medidas contra los drones son caras y complicadas. Algunas son ilegales. La forma más asequible, y legal, de evitar la tecnología de los drones es esconderse.
Aprovechar el entorno
Lo primero que puedes hacer para esconderte de un dron es aprovechar el entorno natural y construido. Es posible esperar a que haga mal tiempo. Los dispositivos más pequeños como los que usa la policía local tienen dificultades para volar con vientos fuertes y lluvias intensas.
Los árboles, muros, alcobas y túneles son más confiables que el clima. Además ofrecen refugio de los drones de alto vuelo utilizados por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
Ocultar huellas digitales
Otra opción para burlar la vigilancia de los drones es minimizar las huellas digitales. Es inteligente evitar el uso de dispositivos inalámbricos como teléfonos móviles o sistemas GPS es vital. Estos dispositivos tienen firmas digitales que pueden revelar tu ubicación. Esta estrategia no sólo es útil para evadir los drones, igualmente ayuda a evitar otras tecnologías que invaden la privacidad.
Los maniquíes y otras formas de imitación pueden confundir a los sensores de los drones. Pueden generar el mismo tipo de confusión en los analistas encargados de monitorear el video del dron y las alimentaciones de los sensores.
Los drones equipados con sensores infrarrojos pueden descubrir el truco del maniquí, pero se confunden con las tácticas que enmascaran la temperatura del cuerpo. Por ejemplo, esconderse en un área cuya temperatura coincida con la del cuerpo.
Recurrir al viejo disfraz
Algunas de las ideas más inteligentes son decididamente de la vieja escuela y de baja tecnología. El procedimiento más práctico para protegerte de la vigilancia de los drones es conseguir un disfraz. La ropa es la primera opción. Sombreros, gafas, máscaras y bufandas son una gran ayuda para engañar el software de reconocimiento facial de los drones.
Puedes leer: Estudio: personas transgénero podrían ser autistas
La forma de caminar es tan única como una huella dactilar. A medida que el software de reconocimiento de la marcha evoluciona, será importante enmascarar también los puntos clave de en la identificación del caminante. Se puede fingir una cojera, usar un aparato ortopédico menor o vestir ropa extremadamente holgada.
Los infalibles paraguas
Los paraguas pueden resultar ser la táctica más contundente de estas indicaciones para evadir la vigilancia de los drones. Son asequibles, fáciles de llevar, difíciles de ver y se pueden desechar rápidamente.
Sería bueno vivir en un mundo con menos imposiciones sobre la privacidad. Y, para la gente en algunas partes del mundo, sería bueno no asociar el sonido de los drones con el inminente disparo de un misil. Pero dado que esos ojos están encima de nosotros, es bueno saber cómo esconderse.