En tiempos de coronavirus cuando la humanidad clama por la cura definitiva, las ansias de gloria mantienen como rehén a la vacuna contra el COVID-19.
El país que primero desarrolle la vacuna se alzará los laureles que traerán consigo prestigio, dinero y poder internacional. La pandemia a la par de las muertes que deja a su paso mantiene de rodillas a las economías.
Tal vez por ello los hacker intentan husmear en los laboratorios mientras se libra la batalla global por la medicina. Los más prestigiosos laboratorios trabajan a contrarreloj y a puerta cerrada en esa especie de nueva Guerra Fría.
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Hace algunos días un grupo de notables líderes se reunió en una cumbre virtual con el objetivo de fomentar iniciativas para desarrollar la vacuna contra el COVID-19. Obtuvieron 800 millones de dólares en la reunión donde participó la Unión Europea, Canadá, Jordania, Japón, Israel y Noruega.
Sin embargo, estuvieron ausentes Estados Unidos, India y Rusia. Después China aceptó que participará un representante, pero en calidad de “oyente”. De manera paralela ese mismo día el primer ministro indio Narendra Modi organizó otra cumbre sobre la misma temática con mandatarios asiáticos.
Las ansias de gloria compiten
Las ansias de gloria mantienen a la vacuna contra el COVID-19 en un callejón sin salida. En la carrera por acabar con la pandemia China asegura que les lleva varios cuerpos de ventaja a sus competidores. Beijín prometió ayudar a la humanidad cuando esté lista la vacuna. Los analistas consideran que se trata de una campaña de marketing para obtener la gloria universal.
En algunos países como Serbia donde Pekín envió mascarillas y ventiladores, su mandatario se atrevió a besar la bandera china. De lograr la vacuna, China se transformaría en el principal proveedor de insumos médicos del planeta y tendría al mundo a sus pies. Por ahora produce el 80% de los antibióticos que se consumen en el globo y la mayoría de componentes básicos de los medicamentos.
“La solidaridad europea no existe. “El único país que puede ayudarnos ahora es China”, comentó el presidente serbio Aleksandar Vucic. Las agencias internacionales estiman que en la carrera por encontrar la vacuna contra el COVID-19 compiten 90 equipos científicos.
De acuerdo con las evidencias y apariciones públicas el presidente de Estados Unidos se muestra preocupado y presiona para que se desarrolle la vacuna americana. Con ello la fama y la reputación pasarían al bando liderado por Washington.
Laboratorios cabeza a cabeza
Según la agencia Bloomberg, el equipo especial que trabaja en la Casa Blanca bautizó el proyecto como “Operación velocidad de la luz”. De esa forma esperan reducir los tiempos que de manera normal se necesitarían para crear la vacuna contra el COVID-19.
Con el antídoto contra el coronavirus en manos de Estados Unidos afianzaría su poder. De esa manera sólo los aliados de la Casa Blanca estarían a salvo del mortal virus. También los que tengan más dinero podrían comprar la vacuna. Diversos medios confirmaron que EE.UU. intenta comprar al laboratorio alemán CureVac los derechos exclusivos de la vacuna que ellos elaboran.
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En Estados Unidos el gigante farmacéutico Pfizer lidera la competencia. Muy cerca, también con ansias de gloria y cabeza a cabeza le siguen los laboratorios Moderna, Johnson & Johnson, Regeneron, Inovio Pharmaceuticals, Novarax y Gilead Sciences.