Lo que hasta hace poco parecía de ciencia ficción es hoy una realidad, la automatización robótica esparce por el mundo a las fábricas sin luz.
La robótica con un ejército de mudos androides cada vez más se apodera de industrias y desplaza a sus trabajadores. No requieren de presencia humana.
Por todo el planeta hay en la actualidad 1,63 millones de robots. Estas son cifras que maneja la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés). Por regla general donde llegan estos autómatas se apagan las luces de los almacenes, talleres y líneas de producción.
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Los maniquíes no sufren de miopía, pues sus ojos cuentan con fantásticas miras láser. Se trata de otra de las características que distinguen a los novedosos robos que además trabajan sin quejarse de nada. Así opera la automatización robótica.
La invasión de los autómatas es irreversible. Para la IFR los países con mayor penetración de los robots son Corea del Sur, Singapur y Japón. Allí las máquinas inteligentes con brazos, piernas y otros artilugios de precisión mecánica trabajan con mayor rapidez que los hombres.
Otra cualidad de los leales, silenciosos y obedientes robots estriba en que no se enferman ni piden permiso para acudir al médico. Tampoco piden aumento de sueldo ni arman sindicatos antipatronales. Además, jamás o casi nunca se equivocan ni se tropiezan unos con otros. Para ello la automatización robótica los diseñó.
La invasión autómata
Las fábricas sin luz ahorran cuantiosas cantidades de dinero en facturas de electricidad. Para muestra está la industria automotriz, hoy a la vanguardia de la automatización. Este sector es pionero en el uso de robots. Asimismo es el que más unidades emplea y el que más invierte en esta tecnología.
La invasión autómata amplía su imperio en la industria electrónica, la metalúrgica, el plástico y la química. De cerca le sigue el comercio, los almacenes y el sector de servicios. Hoy cualquier objeto de uso cotidiano podría haber sido obra de la automatización robótica parido en fábricas sin luz.
Muchos objetos que a diario manipulamos son made in Corea del Sur, donde se calculan 531 unidades cada 10.000 trabajadores. En el listado de la IFR le siguen Singapur (398), Japón (305), Alemania (301), Suecia (212), Taiwán (190), Dinamarca (188), Estados Unidos (176), Bélgica (169) e Italia (160).
A los detractores de la automatización robótica les provocó pesadillas cuando se enteraron que de lo ocurrido en Foxconn, la compañía china que fabrica dispositivos para Apple y Samsung. Allí los androides reemplazaron a 60.000 trabajadores.
Automatización robótica se extiende
Desde entonces laboran en silencio y con las luces apagadas. Hace 20 años todo esto era una locura pensarlo. Los peores temores acerca de los alcances de la inteligencia artificial se materializaron.
También indujo espanto a los conspiracionistas que vieron a la Changying Precision Technology Company, fabicante china de componentes de teléfonos celulares, instalar una fábrica operada casi en su totalidad por robots.
Según el diario oficial People’s Daily, gracias a los autómatas esta planta hoy produce tres veces más piezas que cuando las fabricaban obreros de carne y hueso.
Para algunos expertos en automatización robótica es Fanuc, una empresa de impresión 3D situada a las faldas del monte de Fuji. En esa singular fábrica sin luz no labora ningún ser humano. Allí acabaron con los gastos de iluminación y aire acondicionado.
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En Fanuc el ritmo de trabajo es frenético las 24 horas del día como las calderas de la industria metalúrgica que jamás se apagan. Sus operarios no ríen, riñen entre sí, ni pierden tiempo en improductivas chácharas. La invasión robótica llegó y aumento la eficiencia en 50%.
Las fábricas de luces apagadas (Lights Out en inglés) llegaron junto con los autómatas.