Jorge Luis Borges dejó su huella por demás imborrable en la literatura contemporánea y como en la poesía. El 14 de junio de 1986 el argentino falleció en Suiza y hoy se conmemora el 33 aniversario de su adiós.
Borges brilló desde niño y a los cuatro años de edad ya sabía leer y escribir, y a los nueve años entró a la escuela ya en cuarto grado. Abrió ls puertas de la escritura en los 1900 con su juventud.
Rompió el esquema de escribir tan joven y convertirse en uno de los personajes más prolíficos para la literatura. Jorge Luis Borges no perdió su tiempo aprovechó cada día de su vida para invertirlo en escribir.
La poesía fue una de las fuentes donde Borges vio su inspiración y su talento. Solo bastaba ver las calles de la capital argentina. Su gente como sentir el frío ver un bosque o ver la lluvia caer. La inspiración le brotaba y se dio paso a los géneros literarios abrió esa brecha donde luego entraron mucho escritores.
Borges, la llave para abrir la literatura
Abrió las puertas con sus ensayos a los escritores latinoamericanos y selló con su temple el sueño, el cuento, la realidad y la inspiración. Así fueron llegando los cuentos, las opiniones y las obras.
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Era el Borges maduro, el Borges analista y el Borges pensador, el Borges que dejaba su huella en cada parte del mundo. En toda América latina y se expandía por todo el continente.
Hizo que la literatura valiera, que la literatura latinoamericana se expandiera y creciera a todo nivel. Despegara de los patrones para que la misma fuera original y fuera reconocida. Borges hizo mucho por un continente, por un ideal de escritor, por ser ensayista y por probar que la literatura sea el combustible del ser humano.