Las grandes compañías tecnológicas conocidas como las Big Tech han experimentado un crecimiento tan acelerado que ahora se proponen controlar el sector financiero.
Tras la pandemia todo cambió. La humanidad se refugió en sus casas e Internet se convirtió en la salvación. Cualquier compra se realiza a través de la red.
Ya no se trata de una conjetura conspiracionista. El fenómeno es ahora tema de preocupación y debate en el Congreso de Estados Unidos. La lupa esta puesta en Google, Amazon, Apple, Facebbok. Desde hace algún tiempo comenzó la discusión acerca de la posibilidad de que estas grandes empresas incursionaran en la banca.
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¿Podrá alguien pedirle un préstamo a Goggle?, era la pregunta elemental. Sin embargo, por lo pronto sólo dispone de un servicio de pagos como Google Payments. Los expertos consideran que la tecnología juega favor de estas empresas para que la gente confíe en ellos. Pero lo esencial es que disponen de los datos de las personas.
En un mundo cada vez más dependiente de Internet las Big Tech controlan todo lo que ocurre en la red. Frente a ello Amazon podría desarrollar cuentas corrientes y de ahorro y la próxima jugada de Apple podría ser una tarjeta de débito o una aplicación.
Las Big Tech y el antimonopolio
Tras permanecer alejado de las regulaciones de mundo digital, el Congreso estadounidense sentó en el banquillo a cuatro gigantes de Silicon Valley. A través de conexiones virtuales por la pandemia de coronavirus, interpelaron a Sundar Pichai, Tim Cook, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos.
Los representantes del subcomité antimonopolio de la Cámara Baja consideran que las Big Tech tienen demasiado poder. “Nuestros fundadores no se arrodillaron ante un rey ni nosotros debemos arrodillarnos ante los emperadores de la economía digital», comentó David Cicilline, que preside el subcomité.
El demócrata define el crecimiento descontrolado de las grandes empresas tecnológicas como un “gobierno privado” para la economía y la democracia. A su juicio a tales compañías las une un cordón umbilical de dominio, control y abuso de la infraestructura digital.
Sostiene además que las Big Tech acumulan tanto poder que dañan la competición, la creatividad y la innovación. Y además matan a los pequeños negocios.
En su descargo los CEO de las tecnológicas señalan que su poder no es absoluto, que enfrentan competencias que los obligan a innovar. Jeff Bezos, el hombre más rico del planeta, piensa que al igual que el mundo necesita empresas pequeñas necesita las grandes.
Zuckerberg, por su parte, afirma que “las compañías no son malas solo porque son grandes”. Mientras tanto el comité antimonopolio investiga desde hace 13 meses el crecimiento desorbitado de las Big Tech. Sus 15 miembros han recopilado 1.3 millones de documentos y esperan suscribir un informe con sus conclusiones y recomendaciones.
Los bancos del futuro
En paralelo el Departamento de Justicia, de la Comisión Federal de Comunicaciones y de fiscalías estatales investigan a las empresas tecnológicas. A Amazon la investigan por su supuesta explotación de los datos de quienes comercian en su mercado digital para desarrollar sus propios productos.
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A Google la cuestionan por su dominio absoluto en búsquedas, publicidad digital y casi todo lo vinculado a la infraestructura de internet. Apple está en el ojo del huracán por las políticas de su tienda de aplicaciones. A Facebook la cuestionan por haber comprado más de 80 compañías, incluyendo Instagram o WhatsApp. Tos ellos controlan la privacidad de los datos de sus usuarios.
Pero ahora desde el sector financiero observan a las Big Tech como la mayor amenaza al negocio de la banca tradicional. Pueden incluso llegar a suponer un problema de concentración por los servicios de nube. Temen que se conviertan en los bancos del futuro.
En los próximos años todo se hará por Internet y estas empresas llevan la delantera.