El idilio de Alemania con las bicicletas comenzó en 1817 con el paseo de Karl Von Drais. En un recorrido de 14 kilómetros, Von Drais mostró su máquina andante, la Draisiana. El vehículo de madera con dos ruedas inauguraba una revolución en el transporte.
Un poco más de 200 años después, la bicicleta continúa modelando la vida de los alemanes. Esta vez como alternativa para convivir con la pandemia de la COVID-19 de una manera más segura. El rechazo a usar el transporte público se ha convertido en una fuerte tendencia en el país europeo. Muchas personas además están ansiosas de hacer ejercicio por el confinamiento.
El auge de las bicicletas
Estas condiciones han resultado en un auge ciclista que no se había visto en décadas en Alemania. Ya en 2019 el comercio de las bicicletas en Alemania había florecido significativamente. El incremento en las ventas el año pasado fue de 34 por ciento, con un volumen de 4.200 millones de euros. Pero la demanda se disparó en abril y mayo. Esto provocó el aumento de las listas de espera, especialmente para bicicletas personalizadas.
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“Las ventas de bicicletas crecieron significativamente”, dice Dietmar Knust, presidente de la Asociación Alemana de Comerciantes de Bicicletas. Algunas tiendas vendieron tres veces más bicicletas de lo normal en los dos meses, dijo a DW.
Más ciclovías
En Berlín, la pandemia ha provocado un cambio en el paisaje urbano. Las bicis se han convertido en el vehículo más seguro y práctico para evitar el riesgo de contagio. En la capital alemana se están habilitando ciclovías por donde antes circulaban los automóviles. Los berlineses han decidido combatir al coronavirus con las bicicletas. Este medio de transporte permite que los ciclistas puedan mantener mejor la distancia de seguridad. En autobús o en el metro esto es mucho más difícil.
La autoridades alemanas consideran que los ciclistas mantienen automáticamente una distancia de seguridad de un metro y medio. Existe menos riesgo para los ciclistas porque la Covid-19 se transmite principalmente a través de gotas de corto alcance. De allí que el riesgo de “inhalar” el patógeno en una bicicleta sea prácticamente nulo.
Entrenamiento pulmonar
Una razón adicional para explicar este auge del uso de las bicicletas es por sus beneficios como ejercicio. Andar en bicicleta en tiempos de pandemia, fortalece el sistema inmunológico y lo hace menos susceptible a las enfermedades. Los neumólogos consideran que el entrenamiento pulmonar es particularmente importante. Al montar en bicicleta, el sistema respiratorio también está bien ventilado y el flujo sanguíneo mejora.
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Se dice que quizás el coronavirus se ha convertido en un aliado inesperado contra el cambio climático. Lo cierto es que puede potenciar aún más el uso de las bicicletas en las grandes ciudades. De este modo la polución urbana puede disminuir de manera importante.