Actrices porno - Cantineoqueteveonews

Rita Sake sabía que pertenecer al mundo de las actrices porno implicaba someterse a circunstancias difíciles. Como todo trabajo tendría días negros, jornadas pesadas y sobre todo gente dando órdenes encima de ella. A sus veintidós años había visto suficiente porno como para notar el velo.  Intuía que detrás de las poses lujuriosas y los explosivos orgasmos se cocinaba un caldo espeso de lacerantes sometimientos. Ingenua no era.

Estaba dispuesta a explorar todos los formatos posibles de la industria sin caer en lo bizarro. Tenía alma para el trabajo. Además de alma, estaba segura de encontrar en el oficio una compensación justa a lo que estaba dispuesta a dar.

Ganancias de las actrices porno

Había escuchado que las actrices porno hacen buena plata. Además se consideraba buena actriz. Siempre se lo dijeron en los actos de la escuela. Lo escuchó tantas veces. “Tienes talento para ser una actriz famosa.”

Sabía actuar, podía construir personajes y elaborar complejas emociones. El adjetivo “porno” no disminuía su trabajo actoral, tan solo era una especialidad.

Cierto es que las actrices porno no forman parte del selecto club de los millonarios. No obstante su agente le aseguró que sus entradas serían “bastante significativas”. También le informó que sus ingresos dependerían de “múltiples variables.”

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La escena básica con otra chica oscilaría entre $700 a $800. Si su partner es un hombre pasaría a un rango entre $900 y $1000 .La variación del sexo anal elevaría esta tarifa a $1200. Pero la penetración doble o triple se traduciría en un rango de $1200 a $2500. Si la escena es grupal: tríos u orgías, a la tarifa básica se le suman 200 o 300 por artista.

Otros significados de “sexy”

Su agente le explicó a Rita que las variables dependen de la popularidad que pueda alcanzar entre los consumidores. Se trata de su particular “encanto”. No se trata exclusivamente de poseer un cuerpo atractivo. “No es igual ser sexy para una revista de modas que serlo para este negocio,” le señaló en  tono paternal. Muchos consumidores preferían actrices marcadas por cierta tosquedad. Esto incluía cicatrices, manchas en la piel, cabello descuidado, senos caídos, arrugas. Por algo una de las categorías más buscadas era la de las feas.

Sin embargo la belleza de Rita era convencional. “Luzco bien, mi piel es sana, mis uñas están limpias, soy puntual, fácil de trabajar. Soy profesional, así que valgo el dinero que cobro”, le aclaraba a su agente para evitar malentendidos.

La tajada de los agentes

¿Pero cuanto le quedaba a su agente? ¿Cuánto representaban las dobles penetraciones y las orgías para sus bolsillos?

La mayoría de los agentes de las estrellas porno se llevan una comisión del 10% al 20%. Ellos son los que regatean las tarifas y terminan imponiendo condiciones. “Tienes que hacer esto o aquello”, ordenan con sus voces huecas de jefes.

“Es una ecuación de negocios. Si voy a pagarle a una actriz $1200 en vez de $1000, necesito asegurarme de un ingreso extra de $200. Pero la actriz tiene que ser popular.¿Tiene la base de fans y seguidores para justificar el pago extra? Para ello reviso sus clasificaciones, sus seguidores en Twitter y en Instagram. No se trata de los particulares $200 extras. Esta artista con ocho escenas al mes son $1600 extras al mes. Es necesario buscar tasas viables.”

Así es el discurso que se mueve en sus mentes. Es su trabajo de agentes. Mientras tanto Rita Sakes es la encargada de construir la fantasía, la que pone el cuerpo y el alma.

 

 

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