El miedo al sexo marcará la nueva era poscovid para evitar la propagación del mortal virus, sobre todo en las parejas ocasionales.
La historia de las relaciones íntimas aún está por escribirse, pero los especialistas consideran que traerá cambios sustanciales. Desde ya las autoridades de diversos países valoran legislar para controlar aquellos locales que vivían del sexo desenfrenado.
Pocos estarán dispuestos a contagiarse con el coronarirus, pero las hormonas son más fuertes que cualquier contingencia. Mucha gente se pregunta qué pasará con los prostíbulos, bares y discotecas. Lo que sí se puede certificar es que la prostitución, la profesión más longeva de la humanidad, sobrevivirá.
Aun así los médicos insisten en que cambiarán aquellas cosas que se hacían en la intimidad, sobre todo con extraños. El miedo al sexo estará siempre presente al menos hasta que se encuentre una vacuna eficaz.
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Por lo pronto para evitar la propagación a través de las gotitas respiratorias, aconseja no besarse durante el acto. Del mismo modo se recomienda intentar posturas que minimicen la transmisión aérea como aquellas en las que una de las personas está de espaldas a la otra.
Durante el sexo resulta imposible mantener la distancia social y los tapabocas posiblemente se queden un buen rato en el armario. Sin embargo, se sugiere evitar el contacto sexual con personas ajenas a nuestro círculo íntimo.
Miedo al sexo ocasional
Pero las relaciones sexuales entre los jóvenes se caracterizan por ser ocasionales y en oportunidades furtivas. Algunos sexólogos más radicales piensan que se deben evitar las relaciones sexuales con penetración. Incluso proponen como alternativas el sexting, las videollamadas, la lectura erótica y la masturbación. Aseguran que ninguna de estas permite la diseminación del coronavirus.
Por ello se teme que de no adoptarse medidas sanitarias durante la era poscovid podría llegar una segunda oleada de coronavirus. El temor cobrará mayor fuerza cuando abran de nuevo aquellos clandestinos clubes de carretera. La crisis económica tal vez reduzca el flujo de clientes, pero las trabajadoras sexuales estarán allí.
La organización no gubernamental Médicos del Mundo lanzó algunas observaciones al respecto. Insta a los gobiernos a considerar a las mujeres en situación de prostitución, una población vulnerable. La oenegé pide instrumentar políticas públicas de apoyo económico para ellas.
Incertidumbre en la cama
Se estima que la era poscovid también conducirá a las parejas ocasionales revestirse de un “pasaporte de inmunidad”. Para ello se requerirá de una especie de carné o certificado que constate que la persona ha pasado el COVID-19 y es inmune al virus. De esa forma podrá mantener relaciones sin mayores preocupaciones.
Sin embargo, algunos especialistas sostienen que aún se desconoce mucho del virus y los test poseen una exactitud limitada. Muchas personas podrían obtener el certificado de inmunidad cuando en realidad no lo es. Otros podrían falsificar el pasaporte de inmunidad sólo para mantener sexo.
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Por lo pronto la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya se pronunció y puso en tela de juicio al llamado pasaporte inmunitario. El organismo alertó que no hay evidencias suficientes sobre la inmunidad que aportan los anticuerpos que genera un individuo tras superar el coronavirus.