El milagro coreano es, a juicio de los economistas, una colosal gesta de éxito económico del último siglo que todos intentan imitar.
Para poner en la mesa la épica acción, basta con señalar que en 1953 Corea del Sur era un país en la ruina. Tan pobre era que se le comparaba con cualquier deprimida nación latinoamericana. Ese año acababa de terminar la Guerra de Corea y todo su sistema productivo estaba en el suelo.
Sin embargo, hoy en día se le considera una potencia económica de dimensiones planetarias. Su rápido crecimiento es motivo de análisis y hasta de envidia.
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Según Jasper Kim, profesor de la Universidad Ewha en Seúl, el secreto del éxito económico fue apostar por la gente. Se trataba del único recurso en abundancia del cual disponían.
La industria manufacturera necesitaba con urgencia de ingenieros y trabajadores. Todos ellos estaban allí, comentó el docente a Business Daily de la BBC.
Economistas y analistas de diferentes posiciones políticas están de acuerdo en algo. El milagro coreano se debe al capital humano y a una inversión en educación. Otras opiniones son más críticas y señalan que Corea del Sur está dominada por grandes monopolios. Las miradas apuntan hacia el gigante tecnológico Samsung que vende desde teléfonos hasta lavadoras.
Críticas al milagro coreano
Además señalan que todos esos grupos heredan el control de las empresas. La familia Lee ejerce el mando sobre Samsung desde 1938. Por ello las acusaciones de nepotismo constituyen una costumbre aunque el resultado de sus operaciones se traduce en éxito económico.
Un famoso informe del Banco Mundial publicado en la década de los 90 habla del milagro coreano. Se refería a que siguieron al pie de la letra con las fórmulas neoliberales. Controlaron el gasto público y además amarraron a la perniciosa inflación.
No obstante, algunos expertos señalan que el rol autoritario de los líderes fue fundamental en la década de los años 60 cuando comenzó el despegue económico. Allí las instituciones desempeñaron un papel importante. Las extenuantes jornadas laborales de los trabajadores son también criticadas. Incluso se llega a decir que se tratan a los empleados como a verdaderos esclavos.
El encanto del éxito
Recuerdan que Park Chung-Hee asumió el poder tras un golpe de Estado y gobernó al país durante 18 años consecutivos. Obligó a los ricos a invertir en las industrias locales. Pero en otros países del mundo persisten regímenes autoritarios que llevan a sus naciones a la bancarrota mientras procuran imitar al milagro coreano.
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Hoy en día una de las explicaciones más compartidas refiere que las autoridades surcoreanas ofrecieron incentivos y ayudas a sectores claves de la economía. Tras recibir subsidios se gestó el despegue coreano, pero también les exigieron resultados de eficiencia. Esta opinión la suscribe el docente australiano Robert Wade, autor del libro “Gobernando al mercado”.
En definitiva 67 años después de acabar la Guerra de Corea nadie sabe cuál fue la verdadera fórmula para lograr el milagro coreano. En poco tiempo saltó a la palestra como una potencia y ahora todos intentan imitar sus éxitos. El encanto por estudiar los éxitos de Corea del Sur se mantienen en diferentes foros.