La tensión vuelve a crecer en el Golfo de Omán, con otro ataque a petroleros; punto clave para la economía mundial porque por allí pasa una quinta parte del petróleo que se consume en el mundo.
Un mes después de que cuatro petroleros fueras saboteados, otros dos barcos sufrieron daños en la misma zona; sus tripulaciones tuvieron que ser evacuadas de urgencia y los equipos de búsqueda y rescate de Irán llevaron a los 44 marineros de los dos petroleros al puerto de Jask; informó la agencia oficial Irna.
Este nuevo ataque, que se produjo con torpedos, según el diario especializado en temas navieros Tradewinds; coincidió con la visita a Teherán del primer ministro japonés, Shinzo Abe, que llevó al Líder Supremo, Alí Jamenei; un mensaje de Donald Trump para intentar recuperar el diálogo entre los dos países; roto desde que Estados Unidos saliera de forma unilateral del acuerdo nuclear y volviera a imponer sanciones.
Los buques llevaban una carga vinculada con Japón
Este Golfo se ha convertido en un nuevo campo de batalla al que parece se ha trasladado el pulso entre eternos enemigos regionales como Irán y Arabia Saudí; los saudíes, principales aliados y compradores de armas de Estados Unidos; acusan a sus vecinos de promover el terrorismo; en el sabotaje múltiple de hace un mes, Riad y Washington apuntaron directamente a Teherán, pero no aportaron pruebas concluyentes.
La posterior investigación internacional, realizada a petición de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Noruega; fue presentada ante el Consejo de Seguridad de la ONU y concluyó que fue probablemente obra de un actor estatal dotado de fuertes capacidades de operación; pero tampoco acusó directamente a la república islámica.
Este tipo de ataque a petroleros en una zona con tanta presencia militar; que nadie sea capaz de conocer el origen exacto de estas agresiones; aunque el pulso es regional el impacto es global y el precio del petróleo se incrementó en un cuatro por ciento nada más conocerse la noticia.