Producir un fármaco contra el coronavirus era el primer paso, pero ahora la humanidad tiene frente a sí otro reto: Dónde almacenar vacunas
Durante meses los científicos y las empresas farmacéuticas se dedicaron a encontrar el fármaco para desactivar el virus mortal. Pero pocas semanas de salir al mercado, nadie esperaban toparse con un descomunal problema.
Deutsche Post, la empresa alemana de correos, ordenó un estudio a la consultora McKinsey con miras a optimizar su trabajo cuando le corresponda distribuir la vacuna. La investigación concluyó que amplias regiones de África, América Latina y Asia carecen de logística para almacenar vacunas.
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La frágil infraestructura de países con problemas de electricidad hace inviable el suministro de las inyecciones. En ocasiones los hospitales mal dotados impiden conservarlas. Bajo esas condiciones es imposible garantizar la cadena de frío.
La vacuna que en la actualidad desarrolla la empresa Pfizer debe ser almacenada a -70 grados. Sin embargo, los países en crisis tampoco disponen de frigoríficos con suficiente capacidad térmica. Tampoco cuentan con empresas que dispongan redes de reparto para materiales que tengan que estar a esa temperatura.
Mientras tanto, Pfizer desarrolla contenedores basados en hielo seco para mantener en buenas condiciones las dosis durante diez días. En Estados Unidos y Europa trabajan para solventar tales inconvenientes.
Cómo almacenar vacunas
En Estados Unidos los hospitales afinan detalles para conservar las vacunas según recomendaciones del Centro para el Control de Enfermedades (CDC). El organismo elaboró unas pautas que deben ser aplicadas en los centros donde deban almacenarse las dosis. También aplica para los proveedores.
Para el CDC el almacenamiento seguro de las vacunas es vital para poder acabar con la pandemia. Si no se protegen de manera adecuada se puede perder la confianza del paciente.
Para los expertos, la falta de recursos para conservar las dosis podría conducir a un segundo problema en el planeta. Muchos gobiernos nunca se han preocupado por dotar a los centros de salud. Y ahora más que nunca deben enfrentar ese desafío. De lo contrario tendrán que revacunar a la población si no pueden almacenar las vacunas de manera adecuada.
Además, las vacunas mal almacenadas deben desecharse con la consecuente pérdida financiera que supone. Según el la cadena de frío de la vacuna es un ambiente de temperatura controlada. El mismo se utiliza para mantener y distribuir las vacunas en condiciones óptimas.
Se inicia con el fabricante y termina con el sitio de administración de la vacuna. Si la cadena de frío de la vacuna no se mantiene, la vacuna perderá potencia y se transformará en inefectiva. Por consiguiente la pandemia permanecerá.
Dósis a la basura
Advierten que la pérdida de potencia de las dosis se debe a diferentes factores. Entre ellos por exposición al calor excesivo y la luz. Una vez que se pierde la potencia, no se puede recuperar.
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Los expertos recomiendan unidades de almacenamiento denominadas de grado farmacéutico. Las mismas controlan la temperatura con un sensor digital y un microprocesador. Permiten una circulación de aire forzada por ventilación y facilitan una temperatura uniforme.
Pero en muchos países ni en sueño cuentan una infraestructura adecuada. Las valiosas y costosas vacunas contra el coronavirus acabarán en la basura si no son almacenadas de manera adecuada.