Los científicos en tiempo real rastrean las mutaciones de la pandemia para tratar de conocer las estrategias que utiliza el virus para sobrevivir entre los humanos.
La guerra mundial contra el coronavirus comenzó en enero cuando los expertos chinos secuenciaron por primera vez el virus. Cinco meses después en todo el planeta han secuenciado cerca de 18.000 mutaciones que están disponibles en internet. La enfermedad utiliza miles de disfraces para atacar sin sufrir bajas.
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En la batalla global el método de laboratorio que se usa para determinar la composición genética completa del virus se conoce como secuenciación del genoma. De esa forma se conocen las mutaciones de la pandemia.
Así los científicos pueden entender cómo se forma la enfermedad para armar toda una artillería de fármacos y enfrentarlo. Además la secuenciación genómica permite diagnosticar y tratar enfermedades.
De esa forma los especialistas comparten información en tiempo real a través de distintas plataformas. Ello posibilita saber dónde y cuándo llegó el virus a un determinado lugar. Además permite conocer si una de las proteínas del virus lo convierte en más contagioso. Por último en los hospitales enfilan sus baterías para liquidarlo.
El coronavirus cambia
“Una de las primeras cosas que debemos entender es que las mutaciones ocurren en todos los organismos». Así lo explicó a BBC Mundo la científica Adriana Heguy, directora del Centro de Tecnología del Genoma de la Escuela de Medicina Grossman, de la Universidad de Nueva York.
La experta señaló también que a medida que las células de cualquier organismo se replican adquieren mutaciones. «En el caso de los virus ARN (cuyo material genético es ácido ribonucleico), como el que causa la COVID-19, mutan mucho más rápido por el mecanismo intrínseco de la replicación. Porque cuando el virus va haciendo copias de sí mismo la enzima que replica su genoma comete errores», señaló Heguy.
La tarea de la secuenciación genómica consiste en determinar el orden de los cuatro componentes básicos químicos, las llamadas «bases», simbolizadas por las letras A,G,C y U, que forman la molécula de ARN.
La pandemia comete errores
De esa forma tras comparar las diferentes secuencias es posible identificar mutaciones de la pandemia. Es una especie de errores de dedo o tipográficos que ocurren cuando se copia un documento.
Por lo pronto las mutaciones de la pandemia las depositan en una base de datos internacional. Se le conoce como Gisaid, acrónimo en inglés de Iniciativa Global para Compartir Datos sobre Influenza, o Global Initiative on Sharing All Influenza Data. Es de acceso abierto, creada en 2008 para compartir secuenciaciones de la gripe. En tiempo real almacenan los datos.
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Richard Neher, profesor de la Universidad de Basilea, es uno de los fundadores de otra plataforma conocida como Nextstrain. Se traduce como «próxima cepa. Lo fundaron luego de unas conversaciones que sostuvieronjóvenes científicos en una conferencia en California en 2014. Ahora sirve para rastrear las mutaciones de la pandemia.
Nextstrain almacena miles de genomas del COVID-19 y los analiza. Además con esa información fabrica árboles de parentesco que muestran las relaciones entre los genomas del virus. A ello se conoce como «árboles filogenéticos».