Las autoridades sanitarias están asombradas con el experimento exitoso que ejecutó un pequeño pueblo italiano para lograr vencer al mortal coronavirus.
El pueblo situado en la región de Véneto, al norte de Italia, con disciplina se pudo detener a la pandemia. Todo comenzó a principios del mes de febrero cuando los italianos registraron su primer deceso por coronavirus.
Se trataba de Era Adriano Trevisan, empresario jubilado y padre de la exalcaldesa del pueblo. La noticia se regó como polvo y colocó a Vò en los radares de la prensa europea. Se trataba del epicentro del COVID-19 en Italia. Un amigo de Adriano también resultó infectado, pues ambos solían beber juntos en una taberna de la localidad.
A partir de ese momento el alcalde del pueblo tomó la decisión de decretar una cuarentena de guerra. El experimento científico único consistía en cerrar los bares, las cantinas, las escuelas, clausuró lugares turísticos y obligó a todos a permanecer en sus casas.
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A todo el pueblo italiano lo pusieron en cuarentena. La Policía y el Ejército impusieron severos controles para los 3.000 habitantes. Cortaron las carreteras de acceso a la localidad. Allí nadie podría entrar ni salir. Los únicos vehículos que entraban o salían eran los camiones que abastecían los supermercados, la panadería y las farmacias.
El alcalde, Giuliano Martini, dueño de una de las dos farmacias del pueblo, prohibió las misas en la iglesia y las fiestas de Carnaval. La prioridad era derrotar al coronavirus.
El experimento inédito
Cerró las escuelas, los bares, las tiendas y hasta las paradas de buses. Prohibió las misas en la iglesia y las fiestas de Carnaval. Obligó a los vecinos a quedarse en casa.
Luego el 23 de febrero comenzaron a realizar pruebas para todos los lugareños. No importaba si tenían síntomas o no. Para ello habilitaron la escuela del pueblo. Vò quedó acordonado por 14 días. Con un kit elaborado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Padua se realizaron todas las pruebas.
Tras los análisis los investigadores detectaron el virus en 89 habitantes y de inmediato los aislaron en sus casas durante 14 días continuos. Además el experimento determinó que entre el 50 y el 60% de ellos mostraban pocos o ningún síntoma.
Detectar a ese contingente de asintomáticos era vital, pues los transformaba en bombas biológicas ambulantes. De continuar con su vida normal contagiarían a todo el pueblo.
Cerraron el pueblo
Ya el gobernador de Véneto, Luca Zaia, había aceptado convertir al pueblo en «un laboratorio experimental único en el mundo». Era una oportunidad importante porque tenían una muestra considerable y podían controlar los movimientos de todos. Después de una segunda prueba se ubicaron a ocho nuevos contagiados que estaban vinculados con el primer lote.
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El experimento demostró que el período de incubación del coronavirus es de dos semanas. Además se estableció que cualquier estrategia de contención de la pandemia debe tomar en cuenta el elevado número de positivos asintomáticos.
En Vò derrotaron al coronavirus al detener el brote. Sin embargo, tal experiencia no puede ser replicada en grandes ciudades debido a la enorme densidad de población.
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