Las consecuencias del accidente cerebro vascular no le dejaron otra opción que la adopción de una prótesis de dedos robóticos. Pensaba que su condición no era tan terrible dada la gravedad de lo ocurrido. Después de todo pudo haber sido mucho peor. Sin embargo le deprimía profundamente ver su mano derecha cerrada en un puño inamovible por un trastorno musculoesquelético.
Como todo ser humano doliente, le tocó aprender la dura lección del tesoro perdido. ¡Cuántos objetos había agarrado con su mano derecha sin darse cuenta! ¿Cómo explicar a los demás, a los sanos, lo que significaba agarrar cualquier cosa, poder levantar y sostener un objeto? No encontraba las palabras para describir la sensación de dominio que implica rodear un objeto con los dedos. Esa acción cotidiana se convirtió en un dulce resplandor en su memoria por el hecho de haberla perdido.
Prótesis de dedos robóticos recuperan un placer perdido
Ahora un dispositivo portátil compuesto por dos dedos adicionales robóticos le permitiría recuperar el indescriptible placer de agarrar objetos. Se trataba de una herramienta diseñada para atender casos de compensación y rehabilitación. Consistía en dos dedos extra robóticos modulares fijados como un brazalete. Con ellos su mano crispada en un puño, recobraba la soñada capacidad de manipulación.
Puedes leer: ¿Quién es la voz de Ricardo Díaz en Grand Theft Auto?
Era una maravilla de la robótica. Como no recordar la serie de 1970, “El Hombre Nuclear” que vió cuando chico. En ese momento usar la palabra “biónico” sorprendía a sus padres que no lograban entenderla. Ahora, a sus 35 años, el también era biónico, una especie de hombre nuclear que podía agarrar cosas.
Explicando el mecanismo
Tenía dos partes, una base de apoyo y una parte móvil, compuesta por los dos dedos robóticos modulares. Estos eran accionados por medio de dos tendones y un solo motor. Le proporcionaba satisfacción explicar a sus amistades cómo funcionaba el versátil aparato.
“El borde final de cada tendón se fija en el módulo distal del dedo, mientras que el lado opuesto se ajusta a un elemento que se desliza dentro de la caja diferencial.” Cuidaba la precisión técnica para generar mayor asombro. Así, él también creía con mayor firmeza en lo buena que sería ahora la vida. “Los dedos están compuestos por falanges rígidas conectadas por uniones interfalángicas conformes, que pueden ser aproximadas como articulaciones simples de 1-DoF de revolución.”
En ese momento extendía la mano hacia un vaso de agua que siempre tenía a su alcance para la demostración. “Cuando el motor acciona el diferencial tirando del elemento deslizante, ambos tendones flexionan los dedos, que alcanzan una configuración adecuada para agarrar objetos”.
Quienes lo escuchaban, contemplaban embelesados como la prótesis de dedos robóticos rodeaban el recipiente. Entonces bebía un poco de agua para luego devolver el vaso al lugar desde donde lo tomó. “Al liberar la torsión motora, los elementos elásticos pasivos de las articulaciones restauran los dedos a su configuración inicial extendida.” Con estas palabras ilustraba el final del movimiento y sonreía a su público. A continuación escuchaba los mismos comentarios. “¡Increíble!” “¡Lo que es la ciencia!” Para el sonaban como aplausos dirigidos a su vida nueva de tener una mano prensil de nuevo.
Cambio de percepción
Pero al igual que canción, al terminar el show se quedaba a solas con un sentimiento que lo inquietaba. Desde la instalación de la prótesis de dedos robóticos la percepción de su cuerpo había cambiado. Luego de sufrir el accidente cerebro vascular y quedar con una mano atrofiada, se sentía un inválido. A pesar de tratarse de sólo una mano, sentía que su cuerpo entero era el de un impedido. Pero llegó la mano biónica y lo transformó todo.
Ahora ocurría que se sentía como un robot. Las propiedades geométricas de los componentes de su par de dedos robóticos, le habían conferido una sustancia mecánica. Sentía como los elementos interfalángicos elásticos pasivos del dispositivo se deslizaron hacia zonas profundas de su percepción.
¿Cómo era posible que una prótesis de dedos robóticos generara una metamorfosis anímica de tal magnitud? No lo sabía. Tal vez un efecto secundario del acrilonitrilo butadieno estireno usado en la fabricación de las falanges. O tal vez el fenómeno lo provocaba la polea del motor. ¡Quién sabe! Lo cierto es, que a pesar de tratarse de una percepción mecánica su cualidad era sutil.
La ternura de un robot
Los objetos que prensaban sus dedos robóticos se volvían tiernos. Le parecían que esas extensiones compuestas por articulaciones interfalángicas podían despertar el alma de las cosas. Y no era necesario ser envueltos por las extensiones, bastaba tocarlos en su modo extendido para develar esta esencia.
De este modo, se le reveló una nueva relación con el mundo material. Gracias a la prótesis de dedos robóticos se dio cuenta que los objetos guardaban una vida secreta, callada. Sus dedos biónicos le enseñaron a manipular los recuerdos atrapados en sillas, pomos de puerta, zapatos.
Pero esta cualidad, este poder no lo revelaba en sus demostraciones prosaicas. Porque era un poder de superhéroe, de místico, esos que solo mostramos cuando el alma lo demanda.
Por eso respondía a la pregunta sobre cómo se sentía al usar esa prótesis: “Mientras las posiciones deseadas para el servomotor correspondan a la configuración, todo está bien.”