el carbón

Europa occidental, que de hecho encabezó la revolución verde, ha aumentado drásticamente el consumo del portador de energía más sucio: el carbón.

El uso del carbón en el continente aumentó en un 10% y alcanzó el 15%, dijo a Bloomberg Endo Sommer, jefe de análisis fundamental de Axpo Solutions. En particular, Alemania, los Países Bajos y Polonia comenzaron a consumir más carbón.

Es que Europa carece de gas natural para satisfacer su demanda de electricidad. El déficit de gas en Europa se ha desarrollado debido a una combinación de varios factores. El invierno boreal fue frío y largo, lo que provocó la devastación de las instalaciones de almacenamiento subterráneo. Las reservas de gas allí están un 25% por debajo del promedio de cinco años, considerando que el consumo de electricidad en Europa ha vuelto a los niveles anteriores a la crisis.

el carbón

Al mismo tiempo, todo el GNL fue a parar a Asia, ya que allí los precios son más altos y se puede ganar más que en Europa. Por su parte, Argelia y Noruega no pueden aumentar su suministro de gas por gasoductos. Los suministros de Rusia se dificultaron por la actitud hostil de Ucrania.

Como resultado, los precios del gas se mantienen altos, más de 300 dólares por 1.000 metros cúbicos, aunque generalmente caen en el verano boreal debido a la disminución en la demanda.

«El carbón, incluso teniendo en cuenta los pagos por un alto nivel de emisiones al medioambiente, se vuelve más barato que el gas.

El carbón gana en la competencia entre combustibles. Es rentable para las empresas comprar carbón, y lo hacen», explica al periódico ruso Vzglyad Igor Yushkov del Fondo Nacional de Seguridad Energética.

A los periodistas rusos les parece que Europa está dando un gran paso atrás en su misión de salvar al mundo del desastre ambiental. A este ritmo, la estrategia de la UE para lograr la neutralidad de carbono para 2050 alejándose de fuentes de energía intensivas en carbono corre el riesgo de convertirse en fantasma.

el carbón

En opinión de la analista de Vzglyad Olga Samofalova, Rusia puede salvar a Europa de alterar su propia agenda climática, mediante el Nord Stream 2. Al menos su primera rama puede comenzar a bombear el gas tan escaso ya a fines de agosto o principios de septiembre. Tan pronto como esto suceda, Gazprom podrá satisfacer la creciente demanda de los europeos, el déficit de gas desaparecerá, los precios bajarán y volverá a ser menos rentable comprar carbón.

«Tan pronto como el gas fluya a través del Nord Stream 2, satisfará con calma todas las solicitudes adicionales de los europeos. Por lo tanto, el Nord Stream 2 ayudará a implementar la estrategia climática de Europa», subraya Yushkov.

En teoría, el gas natural licuado podría ayudar a la Unión Europea en esto. Si dejara de ir a Asia, volvería al mercado europeo y satisfaría la demanda de gas, bajando los precios. Sin embargo, esta opción parece mucho menos probable porque Asia también tiene una demanda acelerada de gas, con cuya venta los comerciantes pueden ganar mucho más que en Europa. Además, por razones políticas, China se negó a comprar GNL australiano, que no puede llegar a la UE debido a la insolvencia económica de dichos suministros.

 «Toda esta historia muestra que las empresas europeas se preocupan principalmente por su propio bolsillo y no por la limpieza del planeta. Si a Europa le resulta rentable comprar y consumir carbón, lo hace», se indigna Samofalova.

La compra de carbón es una clara desviación del programa de transición energética libre de carbono de Europa para 2050.

Como explica Yushkov, la UE podría haber evitado esto incluso sin una prohibición directa del carbón. Por ejemplo, puede aumentar las tasas de emisión aumentando el costo de la generación a carbón, haciendo que el carbón no sea competitivo con recursos energéticos más limpios. Pero Europa no lo hace.

En Rusia están seguros que ahora, en el siglo XXI, es demasiado temprano para dar la época del carbón por acabada.

«Pasamos de la leña al carbón, luego al petróleo y al gas. Pero como podemos ver, la transición energética al carbón aún no ha terminado, todavía lo consumimos. Pero lo más importante es que estas transiciones se dieron de forma natural, nadie prescribió un programa para su implementación. Siempre ha habido razones económicas y tecnológicas para ello. Y ahora Europa nos está empujando hacia un ‘futuro brillante’ por nuestro propio bien, aunque la era del petróleo aún no ha terminado», concluye el experto ruso.

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