Una cadena de misteriosas muertes y envenamientos de exespías, disidentes y opositores rusos apuntan al uso de agentes nerviosos como el Novichok, ordenados Kremlin.
Al agente doble Serguéi Víktorovich Skripal y su hija Yulia los envenenaron el 4 de marzo de 2018. A ambos los encontraron sentados e inconscientes en el banco de una plaza en Salisbury, Reino Unido.
Las autoridades británicas establecieron después que los envenenaron con un agente neurotóxico. Apuntaron a Moscú, pero el presidente Ruso Vladimir Putin lo negó.
Puedes leer: IOT: Un mundo sin comisiones y sensores sin baterías
Skripal estaba radicado en el país desde 2010, tras salir de la cárcel en la que pasó sus últimos 13 años en Rusia. Lo habían condenado por entregar información a los servicios de inteligencia británicos, mientras era espía de Purin.
Su liberación se logró gracias a un intercambio de agentes, pero el Kremlin ya lo tenía marcado. Todo era cuestión de tiempo. Estudios toxicológicos descubrieron que ambos tenían rastros de Novichok, un poderoso agente nervioso desarrollado en los 70 por la Unión Soviética. Tanto él como su hija pudieron sobrevivir.
Luego en Septiembre de 2018,la víctima fue Pyotr Verzilov, artista, editor de un blog y miembro del grupo activista Pussy Riot. A él también lo envenenaron con uno de los agentes nerviosos. Verzilov saltó a la palestra tras irrumpir en el partido final del Mundial de Rusia junto a otras tres integrantes de Pussy Riot en el campo de juego del partido final.
Polonio 210 en una taza de té
Alexander Litvinenko, un exagente ruso y crítico de Putin, quien vivía en el exilio en Londres, bebió un té al que se había añadido Polonio 210. El infortunado hombre sufrió una muerte lenta y agónica en 2006. La BBC señaló que la autopsia reveló que en su cuerpo había contaminación radiactiva.
Roman Tsepov, exguardaespaldas de Putin, comenzó a vomitar y tener diarrea después de tomarse una taza de té en San Petersburgo el 11 de septiembre de 2004. Murió dos semanas después, a los 42 años.
El reciente envenenamiento del líder opositor ruso Alexei Navalny volvió a desatar a los demonios. Tras ser hospitalizado en Serbia, su portavoz Kira Yarmysh confirmó lo que todos pensaban. A Navalny lo envenenaron con un té.
Gran Bretaña y Estados Unidos llevan tiempo enfrentados con Rusia por el uso de los mortales agentes nerviosos. ¿Por qué tantas personas que se han opuesto a Putin acaban de esa manera?, se preguntan las agencias de seguridad occidentales.
Los investigadores consideran que entre los agentes nerviosos más usados por Rusia se encuentra el Novichok. Son químicos tóxicos que envenenan el sistema nervioso central del cuerpo. En dosis altas la víctima sufre convulsiones inmediatas y se asfixia o muera a causa de un paro cardíaco.
El Novichok se gestó en tiempos de la Unión Soviética. Sin embargo, tras la derrota del comunismo en 1991, Rusia siguió con el nefasto programa.
El nombre Novichok significa novato o recién llegado en ruso. Se aplica un grupo de agentes nerviosos avanzados desarrollados por la Unión Soviética en las décadas de 1970 y 1980. Nació en el marco del programa militar bautizado con el nombre en clave de «Foliant».
En 1999, técnicos de Defensa de Estados Unidos viajaron a Uzbekistán. El objetivo era ayudar a desmantelar y descontaminar la zona en la que se hallaba uno de los mayores campos de ensayo de agentes nerviosos.
Novichok o el novato
Un desertor señaló que usaban la planta para producir y probar pequeños lotes de Novichok. Diseñaron esos venenos para eludir la detección de las inspecciones internacionales.
Los expertos sostienen que algunas variantes del Novichok son líquidas aunque se cree que existen otras en estado sólido. Además se pueden esparcir como un polvo y acabar con el objetivo en cuestión de minutos.
A algunos de los agentes nerviosos los califican como «armas binarias». Es decir que se pueden almacenar divididos en dos ingredientes químicos que los hacen menos tóxicos. Pero cuando se mezclan y reaccionan generan el mortal agente tóxico ruso.
Puedes leer: Un ordenador descubrió al niño refugiado que deslumbra a Europa
Estudios señalan que si la víctima del Kremlin inhala agente Novichok o toca su piel, los efectos son inmediatos. Los síntomas surgen entre 30 segundos y dos minutos después. Pero si los agentes nerviosos están en polvo tardan más en actuar. Los primeros efectos del veneno se muestran hasta 18 horas después. Los asesinos rusos suelen esparcirlos en cartas, sobres, pestillos de las puertas y otros objetos de la víctima.
Las armas químicas rusas bloquean las señales de los nervios a los músculos. Y con ello provocan el colapso de las principales funciones del organismo. Los ojos se tornan blancos porque las pupilas se comprimen. Luego llegan las convulsiones, babeo, fallas respiratorias y por último la irremediable muerte.
Así funcionan los letales agentes nerviosos rusos. Y la muerte rusa que se sirve en una taza de té.