Si quieres ser stripers en Estados Unidos y te han dicho que basta “estar buena”, estás equivocada.
Ser agraciada de cuerpo y haberlo esculpido con cientos de horas en el gimnasio no es suficiente.
Cualquier empresa que se desee emprender en el mundo requiere como mínimo una previa investigación de factibilidad en el mercado.
Si invocas el viejo hechizo “mirrow mirrow on the wall” no hará que desaparezca la competencia, sino que te lo diga la Reina Grimhilde, la bruja de Blancanieves.
En el mundo del entretenimiento para adultos caben hombres y mujeres, que jugando como locales, o venidos de otros países tratan de ganarse la vida como stripers en Estados Unidos.
Sin embargo al llegar a la “tierra de las oportunidades” sienten el relampagueante golpe del airbag sobre la cara.
Stripers en Estados Unidos: hashtags
El marketing digital ha logrado simplificaciones extraordinarias con las que se puede hacer un sondeo rápido para el negocio.
En primer lugar las chicas tienen que tener en cuenta que el ranking de las más bellas en orden decreciente tiene en el top ten a: Estados Unidos, Argentina, Filipinas, Brasil, Líbano, Rusia, Venezuela, Colombia, Canadá y Suecia.
Si se usa el hashtags “poledance”, que al menos en Instagram tiene 8.2 millones de publicaciones o se introduce en google la frase objetivo “pole-dance- stripers” que arroja unos 4 millones 790 mil resultados en 0.48 segundos, la categoría “buena” tiene que entrar en una inmediata reevaluación.
Un asunto de personalidad
Si nos vamos a los hechos, no todas las artistas del striptease tienen esos rostros de “lobas siberianas” que tanta demandan tienen en el público masculino.
Muchas llegan a los night club y hacen fama por la personalidad que irradian.
Los codazos en las competencias femeninas siempre sobran y seguro más de una brasilera “exponencialmente” bella, tuvo que dejar el tubo para que se luciera alguna de las ahora famosas que comenzaron como stripers en Estados Unidos antes de alcanzar sus sueños.
Alguna de ellas: Courtney Love, Cardi B, Kendra Wilkinson, Lady Gaga y Amber Rose.
Hoy cada una tiene una carrera, pero comenzaron como bailarinas exóticas antes que el “hada madrina” hiciera realidad sus sueños.
No todo es bueno
Otra cosa que se debe considerar, después de salir de la depresión tras ver las millones de fotos que tiene el hashtags de Instagram para “poledance”, es la selección de un club que reúna tus expectativas para ser stripers en Estados Unidos.
Es más que obvio que el entretenimiento para adultos en la Unión está regulado y que la prostitución se supone no está dentro del trato.
Sin embargo para aquellas que se miran a sí mismas como Erin Gran, la bailarina que personificó Demi Moore en la película Striptease (1996), las cosas no van a estar fáciles.
Muchas serán empujadas a vender sus cuerpos y de ese drama nadie escapa.
Definitivamente hay que tener un plan B dentro del sector emprendedor, para sobrevivir mientras se encuentra el lugar indicado.
Cucharada de realidad
La vida es dura para todos, pero es especialmente difícil para aquellos que usan su cuerpo como modo de producción.
En este trabajo nos estamos limitando al tema de las stripers en Estados Unidos, pero las “mieles del placer” son inalcanzables para la mayoría de los que forma parte de la gran industria del entretenimiento para adultos.
Para algunas citas buscamos datos con Timaree Schmit, una brillante periodista anfitriona del podcast de larga duración “Sexo con Timaree”.
En su trabajo, “sexoexplotación”, precisa que la mayoría de las personas cuando piensa en “dinero de stripper”, crean una imagen mental de una mujer casi desnuda revolcándose en el alquiler de un mes entero. “Y hasta cierto punto, esa imagen es precisa”.
Sin embargo no imaginan cuánto del dinero queda en la bolsa de la bailarina o lo que soportan para conseguirlo.
Un testimonio clave
La periodista y sexóloga logró declaraciones de Mistress Lilith, una stripper, dominatriz y activista de Filadelfia.
Ella aseguró que “muchos se sorprenden al saber que las bailarinas exóticas, no sólo no cobran un salario por hora, sino que también pagan por trabajar”.
“La tarifa para alquilar el escenario en Filadelfia puede oscilar entre 20 y 80 dólares por turno, sin garantía de que ganen algo. “También pagamos a los DJs y a los promotores. Dependiendo del club, también podemos dar propinas a los anfitriones o al personal de seguridad, además de los recortes que se toman de nuestras ventas”.
Así que puede darse por cierto que ser stripers en Estados Unidos es una actividad lucrativa.
Sin embargo pregúntate: ¿Estas dispuesta a ser acosada todas las noches de la semana?
¿Correrías el riesgo de ser violada por unos clientes borrachos que creen tener derechos de «robarse la tercera base»?
¿Tienes un alma acerada para soportar ser vista como una prostituta cuando tan solo eres una bailarina?
Amanecerá y veremos.
Gustavo Rízquez