Benjamín Franklin y Simón Bolívar no solo eran hermanos, sino que sabían una forma muy particular para reconocerse como tal, en el caso de que se hubiesen conocido.
El mayor, nacido en Boston, se inmiscuyó de tal manera en las conspiraciones para separar a la colonia de peregrinos de la Corona Inglesa, que se convirtió en uno de los padres fundadores de los Estados Unidos.
El caraqueño hizo lo propio en Suramérica y desalojó a los españoles de los virreinatos de Nueva Granada y Perú.
Como en muchas historias fraternales, el mayor se fue de este mundo sin conocer, ni saber de Bolívar, el “benjamín”.
Aunque de padres diferentes, ambos eran hijos de la viuda y el venezolano se crió a la luz de las hazañas de quien más tarde reconocería como su hermano. Bolívar fue instruido para saber quiénes eras los integrantes de su familia, incluidas cuñadas y sobrinos.
Simón Carreño Rodríguez, preceptor de Bolívar, se encargó de narrar a quien sería El Libertador sobre las hazañas de Franklin.
Fueron dos hermanos muy curiosos. Ambos se dedicaron a la política y al periodismo. El primero fundó el Pennsylvania Gazette y el menor erigió el Correo del Orinoco el 27 de junio de 1818.
Huella de Benjamín Franklín y Simón Bolívar
Muchos creen que la relación entre quien también fuese conocido como Samuel Robinsón, tutor de Simón Bolívar y su huidizo alumno fue un dechado de armonía. El maestro tuvo que hacer grandes esfuerzos para mantener al mantuano en la escuela.
Es cierto que en el aula y fuera de ella conoció las primeras letras y artes liberales. Bolívar también leyó y debatió Emilio, de Jean-Jacques Rousseau. Sin embargo pese a que la historia de admiración entre Bolívar y Rodríguez es inmensa, muchas veces el niño Simón escapó de la escuela.
Bolívar llegaría a EE.UU. en 1807, donde acentuó admiración por George Washington, a quien llamaba “El Néstor de la Libertad”.
De boca de los fundadores supo sobre las proezas de su hermano Benjamín Franklin. También sospechó que había muchos más hermanos de los que suponía. Todos coincidían en temas como la constitución de Anderson. En Estados Unidos Bolívar supo que la edición impresa de las Constituciones de Anderson publicadas en el continente americano salieron del taller tipográfico de Benjamín Franklin.
Sin embargo sobre los secretos de la familia pocos datos se hacían públicos. La hermandad entre Benjamín Franklin y Simón Bolívar, era un tema discreto.
Un dato curioso que une a Benjamín Franklin y Simón Bolívar es que ambos son la imagen en billetes monetarios. El rostro de ambos, sinónimo de rectitud, fuerza y belleza, representan vidas que asombran por lo poderosas de sus obras.
Sus nombres en el mundo
Benjamín Franklin y Simón Bolívar poseen muchas conexiones interesantes. Entre las más divulgadas está el nombre que recibió un submarino balístico de la clase Benjamín Franklin. Se trata del USS Simón Bolívar (SSBN-641) cuya quilla fue comenzada el 17 de abril de 1963.
El Simón Bolívar fue dado de baja en septiembre de 1994. Se supo que fue borrado del Registro de Naves de la Armada el 8 de febrero de 1995. El 1 de octubre de 1994, el submarino ingresó en el programa de reciclaje de barcos y submarinos nucleares de la armada en Bremerton, Washington. Finalmente fue desguazado el 1 de diciembre de 1995.
Entre otras cosas, en el discurso de estos gigantescos personajes hay expresiones sabias oídas de su madre. Como hijos de la viuda han sido célebres algunas expresiones. Por ejemplo, Benjamín Franklin pensaba que había que “observar bien a todos los hombres; pero primero observarse a sí mismo”. Por su parte Simón Bolívar, decía que “las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad”.
Franklin compartió su casa
Un símbolo de la hermandad entre Benjamín Franklin y Simón Bolívar estriba, que aunque no se conocieron, el primero dejó para el otro las puertas de su casa abiertas.
El caraqueño fue recibido por los amigos del inventor en los Estados Unidos. Ya conocido como “El Libertador”, la familia del primer presidente de EE.UU le hizo llegar, mediante el Gran Mariscal francés La Fayette, una hermosa medalla con retrato del héroe norteamericano.
En 1815, en Texas, ya existía un lugar que llevaba su nombre “Port Bolívar“. La primera ciudad en la historia con el nombre de “Bolívar” se fundó en Tennessee.
Para 1821 sólo en los Estados Unidos se contaban 15 localidades que llevaban el nombre “Bolívar”: Dos estaban en Nueva York, una más en Alabama, otra en Georgia, una más en Indiana, la siguiente en Louisiana, otra en Meryland, una en Mississipi, desde luego una en Missouri, una más en Ohio, otra en Pennsylvania, una en Tennessee, Texas y Virginia.
La hermandad y sus hermanos estadounidenses que bien quisieron Bolívar, supieron con la inmediatez que permitía el siglo XVIII sobre su muerte. El presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson ordenó 13 cañonazos en diferentes buques de la Armada en su honor. En Europa y los países americanos le rindieron honores. Lo triste fue que el Gobierno de Venezuela se burló de su muerte para ése entonces. El pueblo venezolano se esteró de la partida del gigante de Caracas, tres meses después, en febrero de 1831.